NUEVA GLACIACION (Informes)



   Una Posibilidad Escalofriante 2004




Al interrumpir una enorme corriente marina, la fusión del hielo del Mar Ártico puede desencadenar un grave descenso de las temperaturas de Europa y Norteamérica.


Marzo 5, 2004: El calentamiento del planeta podría sumir a Norteamérica y a Europa en una congelación profunda, probablemente en sólo unas pocas décadas.


Esta es una teoría que va ganando credibilidad entre muchos científicos que estudian el clima. La descongelación del hielo marino que cubre el Ártico podría alterar o incluso detener las grandes corrientes del Océano Atlántico. Sin el inmenso calor que proporcionan estas corrientes marinas -- comparables a la producción de energía de un millón de centrales nucleares -- la temperatura media europea podría descender de 5 a 10 grados centígrados (9 a 18 grados Fahrenheit), y algunas zonas de Norteamérica se enfriarían sólo un poco menos. Este cambio en la temperatura sería similar a las temperaturas medias del planeta hacia el final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años.




Derecha: La retracción del hielo del Ártico entre 1979 y 2003, con base en los datos recolectados por el Dispositivo de imágenes de sensores por microondas (Special Sensor Microwave Imager, SSMI) del Programa de Satélites Meteorológicos del Ministerio de Defensa (Defense Meteorological Satellite Program, DMSP) estadounidense. [más información]


Algunos científicos creen que este cambio en las corrientes marinas puede surgir pronto, de un modo inesperado -- en un período de tiempo tan corto como de 20 años -- según Robert Gagosian, presidente y director de la Institución Oceanográfica Woods Hole. Otros dudan que esto llegará a ocurrir. Aun así, el Pentágono ha tomado nota. Andrew Marshall, un planificador veterano del Ministerio de Defensa, presentó recientemente un informe no confidencial que describía cómo un cambio en las corrientes marinas en el futuro próximo podría comprometer la seguridad nacional.


"Es difícil predecir qué pasará realmente", advierte Donald Cavalieri, científico pricipal en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de NASA, "puesto que el Ártico y el Atlántico Norte son sistemas muy complejos, con muchas interacciones entre la tierra, el mar y la atmósfera". Los resultados de investigaciones recientes, sin embargo, sugieren que los cambios que estamos viendo en el Ártico podrían afectar potencialmente a las corrientes que calientan Europa del Este, y este hecho mantiene a mucha gente preocupada.


El hielo es la clave




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Existen varios satélites que día y noche vigilan la capa de hielo del Ártico. El satélite Aqua de NASA, por ejemplo, transporta un sensor construido por los japoneses llamado Radiómetro avanzado de barrido en microondas-EOS (Advanced Microwave Scanning Radiometer-EOS, AMSR-E). "Utilizando microondas en vez de luz visible, el AMSR-E puede penetrar las nubes y ofrecer vigilancia ininterrumpida del hielo, incluso de noche", explica Roy Spencer, el investigador jefe del instrumento en el Centro de Hidrología y Clima Mundial en Huntsville, Alabama. Otros satélites que vigilan el hielo, dirigidos por NASA, NOAA y el Ministerio de Defensa, usan una tecnología similar.


La vista desde la órbita muestra claramente un descenso a largo plazo del hielo "eterno" del Océano Ártico (la parte que permanece congelada durante los meses cálidos de verano). Según un informe de 1992, de Josefino Comiso, científico del Clima en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de NASA, ese hielo ha estado disminuyendo desde el comienzo de las observaciones satelitales en 1978, a un promedio de un 9% por década. Los estudios con base en datos más recientes sitúan el índice en un 14% por década, sugiriendo que la desaparición del hielo del Océano Ártico se está acelerando.




Arriba: La circulación global oceánica entre aguas frías y profundas y aguas cálidas y superficiales influye enormemente en los climas regionales de todo el mundo. Imagen cortesía del Laboratorio Nacional de Argonne. [más información]


Algunos científicos temen que el hielo que se funde en el Océano Ártico pueda verter una cantidad de agua dulce al Atlántico Norte suficiente como para interferir con las corrientes marinas. Parte de esta agua dulce procedería de la propia masa de hielo que se derrite, pero el principal contribuyente sería el aumento creciente de lluvia y nieve en la región. La capa de hielo que se contrae deja al descubierto una cantidad mayor de superficie oceánica, permitiendo que una mayor cantidad de humedad se evapore en la atmósfera y dé lugar a un mayor número de precipitaciones.


Debido a que el agua salada es más densa y pesada que la dulce, este "endulzamiento" del Atlántico Norte haría las capas superficiales más livianas o boyantes. Y esto es un problema, ya que el agua de la superficie necesita hundirse para impulsar un modelo primario de circulación oceánica conocido como el "Gran cinturón transportador". El agua que está a un nivel bajo con respecto a la superficie fluye a través del suelo oceánico hacia el ecuador, mientras que las aguas superficiales cálidas de las latitudes tropicales fluyen hacia arriba para reemplazar al agua que se hunde. De esta manera el transportador se mantiene activo. Un aumento en la cantidad de agua dulce podría evitar el hundimiento de las aguas superficiales del Atlántico Norte, disminuyendo o deteniendo esta circulación.




El AMSR.E está recolectando nuevos datos que ayudarán a los científicos a evaluar esta posibilidad. Por una parte, proporciona una resolución enormemente mejorada con respecto a los sensores utilizados hasta ahora para cualquier tipo de ambiente climatológico. Las imágenes del AMSR-E revelan grietas y fisuras más pequeñas en el hielo cuando se deshace en la primavera. "Este detalle permite que los científicos comprendan mejor la dinámica de la ruptura del hielo", dice Cavalieri, miembro del equipo AMSR-E.


Arriba: Hielo marino desintegrándose en la costa de Groenlandia el 15 de marzo de 2003, visto por el antiguo sensor SSMI del Programa de Satélites Meteorológicos del Ministerio de Defensa estadounidense (14 km. de resolución) y por el nuevo AMSR-E (aprox. 5 km. de resolución). Las grietas pequeñas que no se ven en la imagen de la izquierda se muestran claramente en la de la derecha.


"El AMSR-E detecta también otras piezas importantes del rompecabezas, tales como las precipitaciones, las temperaturas de la superficie marina y los vientos oceánicos. El estudio conjunto de estas variantes ayudará a los científicos a evaluar las probabilidades de un cambio en las corrientes del Atlántico" añade Spencer.


¿Déjà Vu?


Aunque una vez fue impensable, hoy en día la noción de que el clima puede cambiar rápidamente se está convirtiendo en una teoría respetable. En un informe, de 2003, Robert Gagosian cita una "evidencia que avanza rápidamente (desde, por ejemplo, los anillos de los árboles y los núcleos del hielo) de que el clima de la Tierra cambió abrupta y enormemente en el pasado". Por ejemplo, mientras que el mundo se calentó al final de la última era glacial hace aproximadamente 13.000 años, las capas de hielo derretido parecían haber provocado un alto repentino en el transportador, devolviendo el mundo a un período de 1.300 años de condiciones tipo era glacial llamado "Younger Dryas".


¿Ocurrirá de nuevo? Los investigadores están intentando averiguarlo por todos los medios.




El 13 de febrero partió una expedición desde Gran Bretaña con el objetivo de colocar sensores de control en el Océano Atlántico que observarán la corriente del Golfo en busca de signos de que su velocidad ha disminuido. El viaje es el último paso de un proyecto de investigación conjunto entre Gran Bretaña y Estados Unidos llamado Cambio Climático Rápido, que comenzó en 2001. Otro proyecto internacional, llamado SEARCH (Estudio del cambio medioambiental en el Ártico), se inició en 2001 con el objetivo de evaluar con más detalle los cambios en el espesor del hielo marino del Ártico.


Arriba: El RRS Discovery, en una expedición para medir las corrientes en el Ocáno Atlántico. [más información]


Según las simulaciones por computador realizadas por Thomas F. Stocker y Andreas Schmittner de la Universidad de Berna, mucho depende de la rapidez del calentamiento del Ártico. En sus modelos, un calentamiento más rápido podría cerrar por completo la principal corriente del Atlántico, mientras que un calentamiento más lento sólo provocaría una disminución de la velocidad de la corriente durante unos cuantos siglos.


Inevitablemente, la discusión apunta a los humanos. ¿La actividad industrial humana tiene mucho que ver con el calentamiento del Ártico? ¿Podríamos revertir la tendencia, si quisiéramos? No todos los científicos están de acuerdo. Algunos afirman que los cambios que están ocurriendo en el Ártico son consecuentes con los largos y lentos ciclos de comportamiento oceánico que la ciencia conoce. Otros ven un componente eminentemente humano.


"El derretimiento del hielo marino es consecuente con el calentamiento que hemos presenciado en el último siglo", nota Spencer, pero "no sabemos qué porción de ese calentamiento se debe a las fluctuaciones naturales del clima y cuál a la emisión de gases de efecto invernadero".


Si el Gran cinturón transportador se detiene de pronto, no importará la causa. Los europeos estarán pensando en otras cosas, por ejemplo, cómo hacer que crezcan cultivos en la nieve. Esta es la hora de averiguarlo, mientras el fenómeno es sólo una posibilidad escalofriante.

http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2004/05mar_arctic.htm


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MUCHOS CIENTÍFICOS ANUNCIAN UNA INMINENTE ERA GLACIAL









REPORTAJE EXCLUSIVO BY SATANHELLRALD


Cerca de 20.000 científicos niegan que el cambio climático se deba al efecto invernadero. Recientes estudios en Nature y Science confirman esta hipótesis que tendría repercusiones catastróficas. El mundo podría cambiar radical y abruptamente en 5 ó 10 años. La Antártida se enfría de nuevo y la glaciación se produciría si el deshielo abre el Ártico y para la Corriente del Golfo
El clima está loco globalmente. Las recientes inundaciones y catástrofes planetarias parecen asociarse al cambio climático motivado por el efecto invernadero o la polución de la atmósfera por el dióxido de carbono de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) emitidos por las industrias humanas.
Sin embargo, se ha constatado que la Antártida se está enfriando de nuevo (Doran, Joughin, Tulaczyk, Science, Nature, 2002) y que la últimas inundaciones de centroeuropa no tienen ni siquiera que ver con el fenómeno meteorológico de El Niño, que se supone ha trastornado el clima del planeta en los últimos años. Si la causa no es El Niño, ni el efecto invernadero, ni el agujero de ozono... ¿Qué es lo que está ocurriendo entonces?. Los científicos están perplejos y los gobiernos presionan para que estos den explicaciones. El debate sobre la probabilidad de una glaciación es uno de los más candentes del momento en las grandes revistas científicas como Nature o Science, sino el más.
Resulta significativo que muchas de las voces disidentes de la opinión oficial coincidan exactamente en lo esencial de su vaticinio: el calentamiento es natural y precede a una Era Glacial. El aumento de temperatura y el consiguiente deshielo producirían el enfriamiento de Europa debido a la parada de la Corriente del Golfo que calienta el Atlántico Norte. Las anomalías climáticas comenzaron hace unos 15 años.

////////Si la Corriente del Golfo se para “los hielos avanzarían hacia el Sur a una velocidad considerable y es muy probable que el norte de Europa, hasta la latitud de Burgos, quedase cubierta de hielo”, señala el experto en clima Ruiz de Elvira.


////// El aumento de hielo y el enfriamiento de la Antartida, que se considera un barómetro del cambio climático, contradicen también las predicciones de los científicos de la ONU y del BAS, los creadores de la psicosis del agujero de ozono. De hecho, lo que pasa en La Antártida es un enigma para los científicos: algunas partes se deshielan como los bloques Larsen, mientras que en general se enfría. Esto demuestra que el calentamiento no es global. Un proceso de glaciación sería una respuesta a este enigma. De momento, la única.


/////El hielo funciona como un espejo para la luz del Sol, así sus rayos no pueden ser absorbidos y se vuelven a reflejar de nuevo al espacio. Por eso los polos están siempre fríos. Si los polos se abren por el deshielo, el Sol sí se absorbe y se produce el calentamiento que tenemos ahora. Pero cuando las capas de hielo se expanden, vuelven a funcionar de nuevo como un espejo del Sol y el calor no se absorbe y se enfría todo otra vez . Pero al mismo tiempo, según Essenhigh, la expansión de hielo hace que el Ártico no cierre del todo.

¿Y por qué este profesor de Conversión de la Energía se arriesga a dar una fecha tan cercana?. Sencillamente porque el deshielo del Ártico avisa que esto puede ocurrir en breve (y no sería la primera vez). Después de miles de años de periodo interglacial, los cambios que congelan el mundo son bruscos, repentinos. “El disparo es rápido –confirma Millán Millán Muñoz, destacado científico español que vería lógica una glaciación - los últimos estudios publicados demuestran que se entra repentinamente en la glaciación, en 5 ó


/////La tierra ya se ha calentado muchas veces en fases previas a una Era Glacial. A principios del siglo XX, el aumento fue notable por la concentración de CO2, cuando la industrialización era incipiente. En la época de los dinosaurios había más CO2 que ahora. El agujero de ozono y la influencia nefasta del hombre ayudan, pero pueden no ser la causa.

//////Bell y Strieber ya habían sugerido, en la Supertormenta Global que viene (2000), que otras eras glaciales habían sido precedidas de un calentamiento global por la acumulación de metano en la atmósfera, que posteriormente cambiaba el clima y las corrientes marinas y finalizaba en una Era Glacial. Esto antes era una hipótesis, pero desde Abril de este año, un estudio en Science de dos científicos estadounidenses, Spero y Lean, confirmó que los cambios en las corrientes marinas son determinantes en las mutaciones climáticas bruscas. Se basaron en un análisis con carbono de fósiles en épocas glaciales.
Precisamente es el cambio de corrientes lo que origina fenómenos como El Niño, que calienta las aguas en el Pacífico produciendo presuntamente numerosos efectos catastróficos. Se llama así porque los pescadores peruanos advirtieron que el fenómeno llegaba en Diciembre, con El Niño Dios. La Niña, produce el efecto contrario: enfría las aguas.

///// El reputado meteorólogo Terrence Joyce, del Woods Hole Oceanographic Institute, ha publicado un artículo en The Washintong Post titulado “El calor antes del frío”, en el que también augura la llegada repentina de una Era glacial. “Las condiciones actuales hacen esta transición más probable –nos ha declarado en exclusiva- una vez que comience el clima frío se establecería en unos 10 años, aunque carecemos de medios de observación para decir exactamente qué es lo que está ocurriendo ahora”.
Ideas similares plantean los investigadores como Broecker, Stocker y Schmittner en numerosos estudios (Nature, Science). Los dos últimos anunciaron las inundaciones actuales, que achacan al deshielo de los polos y creen que el aumento de C02 puede provocar el bloqueo de la Corriente del Golfo, produciendo un enfriamiento súbito que llevará a Europa a una rápida congelación, como ya predijo Rahmstof en Nature (1997).

Gerard Bohm, de la Universidad de Columbia, insiste en lo mismo: que paradójicamente el calentamiento acabará con un enfriamiento y una era glacial. En zonas de Siberia y Sudamérica ya se están dando fenómenos de frío completamente anormales. Peter Clark, un experto en glaciares y cambios climáticos prehistóricos, corrobora que Europa se va a congelar.
Un prestigioso neurólogo, William H. Calvin, ha avisado en un estudio publicado en Atlantic Monthly (1998) que el clima en Europa será como el de Siberia y con los cambios serán repentinos -quizá en un decenio- y que la agricultura topará con la mayor crisis de su historia.
”El clima cambiará bruscamente a un modo seco-ventoso- fresco-polvoriento (...)-nos ha declarado en exclusiva William H. Calvin- y podría congelar (en un futuro lejano) Canada y Escandinavia. El clima puede cambiar en cualquier momento en que la corriente atlántica del norte, modificada por la corriente del Golfo, se debilite, y lleva ya 40 ó 50 años debilitándose” .


Fuente: REPORTAJE EXCLUSIVO BY SATANHELLRALD

http://www.armonizandorosario.com.ar/Cambios_planetarios/cambios_235.htm
 

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