"NO SE DEJEN MARCAR"

Seis, seis, seis... … no os agarréis !!!


”Después vi que de la tierra subía otra bestia... Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, de modo que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca, que es el nombre de la bestia o el número de ese nombre. En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia pues es número de un ser humano: 6 6 6" (...el apóstol Juan erajudío y escribió las tres cabezas -o sea "vav vav vav"- de letra hebrea "shin", lo cual numéricamente es "6 - 6 - 6" / Apocalipsis 13:16-18).

 Mary Stewart Relfe supuso que si el versículo 17 del capítulo 13 del Apocalipsis insistía en que “nadie podrá comprar ni vender” sin la marca de Satán, debería orientar sus pesquisas hacia el mundo de la economía. Y allí se encontró con los códigos de barras, un ingenioso sistema de clasificación informática que ya está impreso en la práctica totalidad de los productos comerciales que adquirimos. Si nos detenemos un instante a observar uno de esos códigos (el lector puede hacer ahora mismo la prueba), veremos cómo al principio del mismo hay una barra doble, un poquito más larga, que no tiene número debajo como las demás; justo en el medio hay otra igual y una tercera idéntica se encuentra al final del código.

Pues bien, Mary Steward, después de localizar la empresa que  había diseñado este sistema, averiguó que cada una de esas barras dobles simboliza un 6, la clave hexadecimal que decodifica toda la información acumulada en el código. Es decir, que -según esta autora- en cada uno de esos códigos de barras se ocultan tres 6; o, dicho de otra manera, una clave 666 controla ya la economía internacional.
 
En Bélgica -y en Suiza- ya se ha pensado en contramarcar a los recién nacidos (para protegerlos de los robos de bebés, y dotarlos de un DNI epidérmico no extraviable) por medio de un código de barras, tatuado con tinta ultravioleta y por eso invisible al ojo humano, en la piel. Se lo puede leer por medio de un lector láser, como aquél presente en las cajas registradoras de los grandes supermercados (¡como una latita de gaseosa!). También las empresas de tarjetas de crédito, encabezadas por VISA, son interesadas en reemplazar las tarjetitas plásticas con este nuevo sistema a prueba de robo; y que elimina el problema de la identificación del usuario. Parece, en consecuencia que la supercomputadora “La Bestia” de Bruxelles calcula en hexadecimal con grupos de seis dígitos, se adoptará como numeración tres “trenes” de seis cifras hexadecimales; expresadas en código de barras en ultravioleta; utilizando las primeras tres cifras para codificar el prefijo 666; que MasterCard utiliza ya desde 1980.



El número “6” aparece con frecuencia sobre todo adónde hay transmisión de datos, o reconocimiento de códigos de barras, por la siguiente razón: la secuencia hexadecimal 6666... expresada en binario se torna 011001100110011001100110... que representada en un gráfico, es una onda cuadra periódica con frecuencia un cuarto de la frecuencia de cifra. Sirve para sincronizar los aparatos de recepción cuando la velocidad de transmisión es asíncrona -ADSL-, o sea no es soportada por un “clock” directo de referencia (...en hebreo antiguo las tres letras "vav vav vav" correspondían al número árabe 6 - 6 - 6 y en inglés se escribirían así: "w w w"; la World Wide Web de Internet !!! ). A todos los códigos de barras de los productos que tengo en casa los antecede un 3 ó 4 ó 5 ó … 7, y a los de las revistas y de los libros un 8 ó 9. Ignoro lo que identifican las series 0 ó 1 ó 2 pero creo que la serie 6 está reservada para los hombres (y mujeres).

¡ NO SE DEJEN MARCAR !

El “666” y el poder monetario internacional


- El Nuevo Orden Mundial y el nuevo sistema monetario -


¿Acaso no tenemos cada vez más la sensación agobiante de que nadie podrá vivir -comprar o vender- si no es alienado en el sistema? En esto, como en las otras cosas, el Apocalipsis de Juan es el libro de mayor verosimilitud -¡a tantos siglos de distancia!- de tanto cuantos textos proféticos se han dado a la Humanidad. Dos son los elementos por los que, sin darse cuenta (recordemos que las facetas de la actuación del Anticristo son la astucia, la apariencia, el engaño), nuestra actual civilización planetaria muerde el veneno de su paralización espiritual. Mediante el economicismo del dinero y la transparencia, la Humanidad ha caído en una nueva red de esclavitudes. Se dice que el poder monetario internacional ha confirmado el papel del dinero como nuevo ídolo de adoración, por el que el ser humano de hoy no ve nada más que por un ojo (...o a lo mejor está ciego -N. del R.), por cuya servidumbre sacrifica toda su existencia. Pero ello no es en sí demasiado importante si no tuviéramos que añadirle un factor nuevo, por el que el dinero pasa a ser sintético, a ser sustituido por una tarjeta de plástico informatizada que permite transaccionar en base a un fondo de crédito (...de “usura” -N. del R.), y que además constituye la llave de nuestra desnudez completa. Este sistema permitirá poner el mundo a nuestros pies, a los pies de la colectividad, pero también -como en el pacto de Fausto con Mefistófeles- los hombres terminan encadenando sus almas y sus vidas. Las tarjetas se convierten en las llaves de la trasparencia, por la que el hombre, al perder su intimidad y su secreto, se declara “ciudad abierta”, una ciudad no ya vulnerable, sino completamente entregada, indefensa, a merced del paseo de toda suerte de enemigos. La cuestión de este comentario tiene que ver con el Apocalipsis porque, como se ha podido demostrar, la cifra “666”, el número de la Bestia apocalíptica de que habla Juan, aparece con una frecuencia insospechada, alarmante, en este mundo.
 
Mary Stewart Relfe ha comenzado anotar el elenco de instituciones, aparatos, tarjetas, etc., que han comenzado a usar, directa o indirectamente, o comienzan a revestirse con este numero. He aquí algunas de sus pruebas: En el año 1984, el número del código del Banco Mundial era ya “666”. Las tarjetas del Banco Nacional de Australia llevan el número “666”. Hay nuevas tarjetas de crédito en los Estados Unidos a las que se ha asignado el prefijo “666”. Los sistemas de computadoras Olivetti P.6060 usan números para procesar que empiezan con “666”. Las computadoras centrales de Sears, Belk J. C. Penney y Montgomery Ward (cuatro grandes cadenas de almacenes de los Estados Unidos) usan el prefijo “666” en sus transacciones. Las computadoras fabricadas por Lear Siegler tienen estampado en el lado el número “666”. La división de empleados del Servicio Medicaid del Gobierno Federal de los Estados Unidos tiene por número el “666”. Las divisiones de Armas, Tabaco e IRS (Departamento de Impuestos) del Gobierno Federal de los Estados Unidos tienen en las chapas de sus empleados el número “666”. El Departamento de Impuestos (IRS) ha empezado a requerir el prefijo “666” en algunas formas u hojas de declaración de impuestos; por ejemplo: W-2P, inválidos, es 666.3; muerte es 666.4, desde 1977. Los gobiernos de los diferentes estados (en los Estados Unidos) están usando en sus hojas de compras el número “666”. Las credenciales de la fuerza de seguridad secreta que tuvo el presidente Carter llevaban el número “666”. Los tanques construidos por la Corporación Chrysler para la fuerza de seguridad secreta de la presidencia estadounidense, llevan en los costados el número “666”. Las tarjetas de crédito del sindicato de la compañía Telco, parte de la Scout Central Bell, requieren el prefijo “666” y luego el número de la seguridad social de la persona. Algunas instituciones financieras de Florida están usando el número “666”. Las tarjetas del Servicio Selectivo (militar) de los Estados Unidos llevan el número “666”. Los recibos de cobro de computadoras de todos los Estados Unidos llevan un grupo de puntos grises que rodean el número “666”. La tarjeta de crédito MasterCard empezó usando en Agosto de 1980 los números “666”. Según Stewart, la misteriosa insistencia en el “666” comenzó en los Estados Unidos y desde allí ha venido imponiendo su imperio a todo el mundo. En los Estados Unidos, encontrar el número “666” en locales, productos a la venta, o en las fachadas de los edificios de grandes tiendas, es cada día más habitual; aunque siempre como reclamo publicitario (...aún hay una línea de ropa “666”-N. del R.).



Lo dicho hasta ahora es suficiente para hacer reflexionar. No obstante, qué decir cuando todos los gobiernos de los países más avanzados del mundo están trabajando ya, desde hace algunos años, en la confección de tarjetas de crédito y de identificación, fácilmente informatizadas, controlables, con todos los datos y pasos de nuestra vida, y qué decir si estos planes político-financieros tienden a preferenciar un número clave sobre todos, y que esa cifra sea precisamente el “666”, el número del Anticristo, el número de hombre que no de demonio o diablo fácilmente reconocibles -y, en consecuencia, asustadores... En esta línea, Cantelon indicaba en “Dinero nuevo o sin dinero” lo siguiente: “Durante más de una década los banqueros y técnicos de Europa han estado trabajando febrilmente para establecer un nuevo sistema de números.” ¿Una sociedad sin dinero circulante y con una sola tarjeta de crédito?... Computerizar a toda la Humanidad: abrirla a la puerta de la felicidad aparente y someterla. Esto, hoy, no es ya pura especulación. Tal vez la extraña insistencia del “666” como clave numérica en los nuevos y sutiles instrumentos de dominio sea hasta una nueva coincidencia, una “casualidad”, si es que ésta existe. Pero lo que no es ningún equívoco es la tendencia del mundo hacia un economicismo informatizado “bestial”, sistemático, arrollador. Tal vez no sea casual que en el centro neurálgico de la economía europea del Mercado Común, haya sido situada una computadora gigantesca que ocupa un gran espacio en el edificio de la administración principal, la cual se encarga de compaginar las transferencias de fondos internacionales por procedimientos electrónicos. Allí, cada persona de la Tierra puede estar siendo informatizada con un número o lo está siendo ya. La cosa no pasaría de ser una anécdota más del nuevo orden internacional del poder mundial si el engendro tecnoelectrónico no hubiera sido bautizado cariñosamente con el nombre de “La Bestia”.


Literalmente, el doctor Emil Gaverlux preguntó al doctor Patrick Fisner, no hace demasiado tiempo (...en el año 1989 ):


-”¿Podría decirnos algo sobre la gran computadora de Bruselas que es llamada La Bestia?”


-”Existe desde hace unos cuatros años. Por medio del uso de tarjetas de crédito ha sido fácil poner a casi todas las naciones que comercian en el mundo en la memoria de datos. Usted y yo estamos afectados por esta computadora, por medio de una o más claves: nuestro número de seguridad social, nuestro número de licencia de conducción, nuestro certificado de nacimiento, el número de nuestro pasaporte, y cualquiera de las tarjetas de crédito que usamos. Cada movimiento que hacemos y cada céntimo que pagamos al departamento de impuestos, cada año, es registrado. La capacidad de la computadora es para dos billones de personas; esto es lo que se calculó hace cuatro años (...1985). Y básicamente éstas son las naciones que comercian en el mundo, las personas que viajan, las que usan tarjetas de crédito, las que traviesan fronteras para entrar y salir de los pases que visitan”.


- Por Manuel Figueroa.

...”Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como dragón.” - Apocalipsis 13:11(NVI).



BANCO MUNDIAL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL
 
 
En Bruselas, el palacio sede de la C.E.E. -Comunidad Económica Europea- tiene la forma de una cruz invertida y con los brazos quebrados (la cruz de Nerón), que es el símbolo del Anticristo.
 


¡No sea necio, diga NO a la marca de La Bestia informatizada mas selvaje!


Y si tiene miedo de no tener así para que comer, escuche lo que dice la Palabra:...”Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en granjeros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta ¿No valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida. ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? Así que no se preocupen diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Que beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos? Porque los paganos andan tras de todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que usted las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” - Jesús en Mateo 6:24 ss. ¡Leanló en la Santa Biblia!

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